miércoles, abril 25, 2007

Sangre de Campeón: 23.-Un campeón es siempre niño en su corazón

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Carlos Cuauhtémoc Sánchez
Sangre de Campeón
Novela formativa con 24 directrices para convertirse en campeón.
Ciudad de México
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La calle estaba en silencio. Había un edificio viejo a nuestro lado.

- ¿Qué quieren? –les pregunté a los cuatro sujetos que caminaban hacia mí.

Siguieron avanzando.

- ¡No nos hagan nada! –supliqué-. Por favor. Mi mamá está herida.

Tuve el impulso de correr, pero no podía abandonar a mi madre adentro del carro.

Sentí pánico.

En ese instante, oí ruidos. En las ventanas del edificio se habían encendido algunas luces.

- ¡Auxilio! –exclamé-, ¡tuvimos un accidente! ¡Mi madre está adentro del coche todavía!

Casi de inmediato, la puerta principal de la construcción se abrió. Salieron varias personas que habían oído el estruendoso ruido del accidente.

Me quedé quieto.

Los malvados que mostraban sus armas amenazadoramente, se detuvieron. Después caminaron un poco más y volvieron a detenerse. Miraban hacia el frente con extrañeza.

Del edificio seguían saliendo personas. Rodeaban el carro donde se encontraba mi madre. Se escuchaban comentarios y exclamaciones.

Repentinamente los malhechores dieron media vuelta y echaron a correr de regreso a sus coches. Trataron de arrancar el auto chocado, pero no lo lograron; miraban de forma alternante hacia donde yo me encontraba.

¿Qué está ocurriendo? ¿A qué le tenían tanto miedo?. Miré alrededor. Del edificio salían cada vez más hombres. Los últimos eran exageradamente robustos... Me froté los ojos. Tragué saliva impresionado. ¡Los tipos llegaban a la calle y caminaban en dirección de los delincuentes, como enormes guardaespaldas furiosos, dispuestos a luchar a muerte por defendernos a mi madre y a mí!

- ¡Dios mío! –murmuré-. ¿Qué es esto?

Entonces recordé una de las tarjetas de IVI que había leído:

Los ángeles conocen la naturaleza humana mejor que las personas. Piensan, sienten, tienen voluntad y emociones. Pueden hacerse visibles cuando es necesario.

Los ángeles son criaturas poderosas y sabias, pero hechas de diferente sustancia. Cuando un niño muere, no se vuelve ángel. Su alma sigue siendo humana. En los planes eternos, los seres humanos serán superiores a las ángeles porque Dios los ha llamado a ser sus hijos...

Por eso, los ángeles cuidan a las personas.

Los malhechores abandonaron el coche chocado y subieron al otro. Lo arrancaron con rapidez y avanzaron. Detrás de ellos corrían nuestros protectores. Daban vuelta en la esquina y desaparecían de mi vista.

Una luz azul comenzó a ganar intensidad junto al coche volcado. Giré la cabeza. Entonces la ví.

Sentí una gran alegría.

Esta vez, IVI no parecía una persona. Estaba rodeada de un brillante halo blanco y sus pies flotaban despegados del piso. Me acerqué un poco, cautivado por su increíble belleza.

- ¿Por... por qué está ocurriendo esto? –le pregunté.

Ella me contestó:

- Pasa todos los días. Los ángeles protegemos a quienes aman al Señor. Sobretodo si son niños.

Estaba aturdido. Volví a preguntar:

- ¿Por... por qué?

Ella respondió:

- Porque en el mundo, Dios quiere a los niños más que a nadie. Son sus criaturas amadas, preferidas, consentidas.

- De... ¿de veras?

- Sí. Jesús dijo: “Nunca desprecies a un niño, porque los ángeles de los niños están viendo todo el tiempo el rostro de mi Padre” Mateo 18:10. También dijo: “Dejad que los niños vengan a mí, porque de ellos es el reino de los cielos” Marcos 10:14 Y, lo más increíble. Afirmó: “Les he ocultado muchas cosas a las personas mayores y sabias, pero se las he rebelado a los pequeños.”Mateo 11:25.

Reflexioné unos segundos.

- ¿E...eso qué significa?

- Que los niños reciben mensajes. Felipe. Incluso algunos tienen contacto con ángeles. Tristemente, al crecer, muchos pierden su sensibilidad y su inocencia. Entonces olvidan las experiencias más bellas.

- IVI, yo tengo doce años. Pronto dejaré de ser niño. ¿Olvidaré esto?.

- No, si no quieres. Puedes ser siempre niño, en tu corazón.

- ¿Cómo?

- Nunca dejes de creer. Vive con alegría, usa mucho tu imaginación y sobre todo, lucha cada día por un ideal.

- ¿ Y si fracaso?

- Para un hijo de Dios, esa palabra no existe. Eres un campeón siempre. Cuando sientas que te faltan fuerzas, recuerda que todo lo puedes en el nombre del Señor. Habla con El. Te escucha. Los ángeles no tenemos capacidad para estar en dos sitios al mismo tiempo, en cambio el Espíritu de nuestro Creador se halla en todas partes a la vez y habita en el interior de cada ser humano.

Asentí. Parecía complicado, pero era algo muy hermoso...

Escuché un gemido.

Volví la cabeza.

Mi madre estaba saliendo del auto, al fin. Corrí a ayudarla.

A lo lejos sonaban sirenas de ambulancias y patrullas.

Mamá se detenía el brazo izquierdo con la mano opuesta.

- Ya estamos a salvo... –la consolé-. Los maleantes se fueron.

- ¿Sí? –preguntó y luego supuso-: De seguro alguien oyó el ruido del accidente y telefoneó a emergencias.

Se apoyó en mí.

Le iba a explicar lo que ocurrió, pero miré hacia el sitio de donde habían salido nuestros protectores y me quedé callado.

Las luces del edificio estaban apagadas. Los vidrios de la fachada rotos; la puerta principal caída y desvencijada...

El edificio se hallaba abandonado y en ruinas. No vivía nadie adentro... tampoco era posible que se hubiese salido nadie de ahí.

Miré hacia delante.

IVI, la jefa de todos esos ángeles, el arcángel de los niños, había avanzado hasta la esquina, donde la esperaban algunos de sus guerreros.

Me dijo adiós con una mano antes de dar la vuelta.

Fue la última vez que la vi.

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